martes, 19 de enero de 2010

Olor a Tatín

El recuerdo más fuerte que tengo de mi infancia es el olor al plástico de la capota transparente que ponía mi madre al carrito en los días de lluvia. A veces me da la impresión de que se quedó guardado en una caja al fondo de mi nariz.
Lo siguiente es el ruido de los chinos del patio del recreo de la guardería a la que asistía y el tacto de un peluche marioneta con forma de ardilla rosa. Recuerdo su suavidad, que cuando apretaba podía notar dentro el brazo de mi madre.
No recuerdo, pero me han contado, mi obsesión por la bayeta Ballerina, ante la creencia de que ésta podía limpiar la casa sola (como clara y engañosamente mostraba en el anuncio), lo que dejaba a mi mamá a mi plena disposición.
Tampoco recuerdo, aunque ya se haya convertido en una recurrente anécdota, haber cantado cumpleaños feliz a la Virgen de la Zamarrilla en plena procesión. Aunque todo tiene su explicación. Provengo de una familia considerablemente numerosa con un número de primos y primos y primas bastante alto, lo que significaba que cada vez que había silencio y una figura humana delante de un montón de velas tocaba cantar. Lección aprendida....
Dicho todo esto, os dejo con las imágenes que mejor recordamos los de mi generación de nuestra infancia, las de la tele.

Hasta pronto!!

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